¿Y si desapareciesen todas las redes sociales...?
Tirando de ironía -que todo hay que explicarlo-, recientemente a casi todos se nos ha encogido el corazón al saber que distintas fuerzas políticas, agentes sociales, medios de comunicación, famosos/as y demás han abandonado la red social X tras el saludo de su propietario, Elon Musk, en la toma de posesión de Trump como presidente de EEUU ¡Qué cosas! El susodicho ha tenido que hacer pública su fantasía “fachosférica” y "tecnocástica" para que (los que como santo Tomás que tienen que ver para creer) se convenzan.
Otros y otras no se van o, al menos, no lo hacen público. ¡Se quedan! Sus negocios, sus empresas, sus éxitos…, dependen en gran parte de esta red social y de otras similares. Pero, ¿Qué pasaría si desaparecieran las redes sociales? ¿Qué pasaría si, de repente, tuviésemos que enfrentarnos a un mundo sin “me gusta” y sin filtros?
Imaginemos por un momento que este universo digital y social que nos hemos montado desapareciera. ¡Puf! Así, sin más, como en su día lo hicieron Tuenti, Messenger, Myspace... Imaginemos que mañana, en lugar de revisar nuestros perfiles (feed) de Facebook, Instagram, X, Bluesky, Tiki Tok…, nos encontramos con la más pura realidad. Sí, esa cosa aburrida que solemos ignorar mientras nos sumergimos en la vida glamurosa de influencers y charlatanes.
¿Qué pasaría con nuestros queridos/as influencers? Esos valientes guerreros del contenido que han dedicado su vida a mostrar cómo hacer un batido verde perfecto o a posar con productos que ni siquiera saben qué son. De repente, se ven obligados a enfrentarse a una dura verdad: no hay más "likes" ni comentarios halagadores. ¿Cómo sobrevivirán sin ese subidón de adrenalina que les proporcionaba cada notificación? Tal vez tengan que volver a trabajar en algo llamado "empleo de toda la vida". ¡Qué horror!
¿Y con las empresas? ¿Qué pasaría con esos negocios, con esos nichos de empleo y comercio que han construido su imperio sobre la base de publicaciones cuidadosamente trabajadas y anuncios dirigidos a personas que nunca han oído hablar de ellos? ¿Qué harán? Tendrán que abrir… ¿un sitio web, por ejemplo? ¡Qué horror! O peor aún. ¿Te imaginas que tengan que salir a la calle y hablar con personas cara a cara? Imagina el pánico colectivo al tener que interactuar sin emojis o filtros. “¿Cómo se hace eso?”, preguntarán algunos, mientras intentan recordar cómo era la vida antes de que el algoritmo decidiera por ellos.
Los expertos en marketing digital probablemente se encontrarían en una crisis existencial. Después de todo, ¿qué es un "estratega de contenido" sin contenido? Tendrían que reinventarse como… no sé, tal vez como escritores o artistas. ¡Qué idea tan loca, volver a lo básico: papel y lápiz! Quizás incluso se atrevan a escribir cartas (¡volver al siglo XIX!) o leer libros (¿Qué es eso?).
Y no olvidemos a los adolescentes y a esos jóvenes cuya autoestima está ligada directamente al número de seguidores y "me gusta". Pobres, ¡Tendrían que encontrar nuevas formas de comunicarse! No sé, a lo mejor, tal vez, probarían a hablar entre ellos en persona o escribiendo notas (sí, esas cosas de papel y bolígrafo). El drama sería épico: ¿Te imaginas tener que decirle a alguien lo que sientes cara a cara? ¡Qué drama!
En resumen, si las redes sociales desaparecieran repentinamente, el mundo podría experimentar un colapso total del ecosistema digital. Los influencers lo pasarían realmente mal sin saber que hacer exactamente con sus batidos verdes perdidos, las pequeñas empresas buscarían desesperadamente nuevas formas de atraer clientes (tal vez incluso volviendo al “boca a boca”), y el común de los mortales tendríamos que recordar y poner en práctica lo que significa realmente socializar. Sin duda, regresaríamos a un mundo distópico en el que hablaríamos entre nosotros sin "hashtags" y sin filtros, mostrando nuestras pecas, nuestras canas y nuestros kilos, sin más.
Suena un poco inquietante, pero, quizás, sea justo lo que necesitamos para entender que nuestros seguidores no nos pertenecen y que los algoritmos de las redes sociales no están diseñados para que ganemos sino para que paguemos.
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