Jacarandas

 


Jacarandas de brazos fuertes 

que perviven silenciosas

al devenir del tiempo,

asistiendo a los meses

de preñadas y parturientas.


Jacarandas que se alzan majestuosas

cual canto de atinados poetas

que en su acontecer la historia cuentan

envueltos en entretelas, pañales y cazuelas. 


Jacarandas que, aun yertas, se reverencian

al paso de la pasión de dos amantes,

danzando sus agiles ramas al vaivén del aire

y lloviéndose con pétalos de fina textura.


Jacarandas de flores malvas

que enmoquetan y facilitan el camino

para dos viejos que andan de mano

compartiendo tímidos besos,

caducando en cada hora, igual que el árbol…


Jacarandas que embriagan el aire

y nos traen mil recuerdos,

obsequiándonos con el aroma

que una vez respiramos

junto a algunos de los que hoy están muertos.


¡Jacarandas que tanto acogen abejas 

-regalándoles el néctar de sus flores-,

como, generosas, alfombran la alameda

y nos brindan con el disfrute de su sombra!


Jacarandas que son de ninguna parte y de todas,

inadvertidas para muchos paseantes

que andan con la prisa de la vida

sin percatarse de la nobleza de sus raíces

Y de la paz de sus tallos …

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Cuesta, ayer y hoy

Taco, un sentimiento

La Lagunera Plaza del Cristo