El Gordo, la suerte y la política: un triángulo amoroso
¡Ah, la suerte!
Esa caprichosa diosa que decide a quién le sonríe y a quién le hace un corte de manga en plena cara.
Cada año igual. Millones de nosotros despertamos un 22 de diciembre con el tintineo y canturreo del sorteo con la esperanza de que el Gordo de la Lotería de Navidad nos elija como sus afortunados hijos. Ponemos casi todas las ilusiones en que lo que está escrito en la papeleta nos arregle un poco la vida, al menos, durante un tiempo.
Y mientras soñamos con viajes, zapatos caros y pisos en zonas bien cuidadas, no podemos evitar preguntarnos: ¿Qué pasaría si así fuese también con la política? ¿Y si los políticos estuvieran al albor de esta misma suerte…? Sí, porque a veces ocurre que, para cumplir con las promesas hechas están sujetos a condicionales como: “antes tiene que pasar esto o lo otro”. Imagina a un responsable político, con competencias de gobernabilidad, abriendo su “décimo” y gritando "¡He ganado!", mientras se prepara para prometer que esta vez sí, ¡esta vez va a arreglarlo todo!
La política es como jugar a la lotería: todos “compramos boletos” que depositamos en las urnas, esperando y confiando que alguien más resuelva nuestros problemas. Y cuando ese alguien alcanza el poder, es como si el Gordo decidiera repartir su premio entre los amigos del alma. “No te preocupes”, dicen ellos con una sonrisa deslumbrante, “la suerte está de nuestro lado”. Lo hemos visto más de una vez. En alguna ocasión hemos intuido como, al pisar moqueta, las reglas del juego cambian y hasta algunos se atreven a meter en el bombo “la bolita” marcada que beneficia a los que llevan su mismo “décimo”.
Así que aquí estamos, rascados tras un sorteo en el que pusimos la misma fe ciega con la que seguimos las promesas electorales. La única diferencia es que al menos en la lotería hay 0,001% de posibilidad real de ganar algo… aunque sea solo unos euros. En política, parece que la probabilidad es aún más compleja.
Lo que sí es certero en estadística es que volverá a haber otro sorteo. Así que, brindemos por la salud, por la suerte, por el Gordo y por esas personas que se adentran en la política confiando en sus capacidades y en su “décimo” …ya sea de números o de promesas reales.
Comentarios
Publicar un comentario