Bailar o no bailar. Esa es la cuestión
En momentos tan álgidos como vacíos, tan trascendentales como baladíes, es innecesario, inapropiado e inútil mirar el mundo desde arriba, desde esferas inventadas a golpes de ilusiones guiadas por el "¿y si...?" , porque, a veces -no siempre-, nos distrae de lo importante situándonos en la vertiente de lo superficial.
No nos conformemos con la distopía del "baila la calle de noche, baila la calle de día" porque solo se trata de una ilusión pasajera.
Placentera en determinados momentos, hasta cansina en otros, pero pasajera e irreal. A pesar de ello, hay quienes no cesan en su empeño de invitarnos al "sigan bailando".
Si bailamos todos los días y a todas horas no tendremos ni tiempo ni ganas de comprobar quien marca el ritmo..., nos limitaremos a danzar al son que nos marquen.
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