Días de campaña electoral

Día de campaña.

Sonrisas y más sonrisas. 

Buenas intenciones y promesas. Muchas promesas. Tantas, que apenas las recordaremos cuando pasen unos meses.

Sonrío. “Son tantos los pisos que prometen unos y otros... ¡qué van a tocarnos a dos por familia!”, pienso, encogiéndome de hombros y aceptando que es tiempo de tómbola.

Veo carteles: ¡Qué imaginación en los equipos de campaña! La verdad supera la ficción. Me parece ver uno que emula a los integrantes de la "Casa de papel" y cavilo sobre el "público" objetivo al que dirigen su campaña.

Escucho proclamas de quienes prometieron casi lo mismo hace cuatro años. ¡Y oye, qué no se ponen colorados ni nada! ¡Qué cosas!

Es día de campaña y también de mercado. ¡Y de resaca del eurovisivo Eaeaea!

La inflación seguirá marcando el menú semanal de muchas familias y la creatividad copará poder ante la reducida cesta de la compra.

¡En cualquier caso no todo está tan mal!, repienso, sabiendo que, por experiencia, aún podría estar peor.

En resumen: es momento de hacer algo por el día. Y algunos días de la semana son sinónimo de tiempo libre de tareas y compromisos. 

Nos regalamos horas en las que hacemos los que nos da la gana, incluido limpiar, ordenar y embellecer nuestros espacios más cercanos: desde la cocina hasta la conciencia…, porque lo valemos.

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