El cielo es nuestro techo

Huele a tierra mojada
y a prisas navideñas,
a cartones húmedos
y ganas de café caliente...
Aún está allí, envuelto en su manta,
acurrucado en su casa sin techo,
en su belén...

Y te ve pasar y te oye
y siente tu prisa solidaria
y te regalaría su sonrisa libre
pero no le ves...
Es invisible a tu mirada.

¡Detén tu paso fugaz!
Levanta la cabeza.
Desabriga el corazón.
Dale una moneda sin juzgar
y unas palabras de aliento,
una mirada, un gesto simple pero lleno.
Roba la ausencia y regala la presencia
que le hemos arrebatado entre todos...

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