Ale Montañez, arte en sí mismo

Ale Montañez: “El arte existe para despertar emoción”
Ale Montañez es un artista de reconocido prestigio internacional, nacido en Güímar (Tenerife), más reconocido fuera de las Islas  que dentro pero “todo se andará”, como así lo expresa nuestro refranero. 
Entrevistarle es dar la vuelta al mundo en unas pocas horas. Eso sí. Una vuelta envuelta en entusiasmo, vida y color.  

- Ale Montañez, ¿siente usted que está en el lugar que debe?
-Me siento bastante valorado, aquí y fuera de aquí pero sobre todo por el público y por los distintos medios de comunicación.

-Este ha sido un año de no parar. Ha llevado su obra a Cuba, Miami, Nueva York, Florencia, Roma y…
-San Diego, Venecia, Roma… Este  digamos que ha sido un año italiano un año para Italia. Un año que abrí recibiendo el Premio Internacional Leonardo da Vinci en Florencia y a partir de ahí  ha sido pues una ciudad, otra, otra y otra. Prácticamente he estado todo el año en Italia excepto una salida que hice a Dinamarca, al Museo de Arte Europeo,  donde doné  una pintura. Ha sido un año para Italia.

- Y también para Cuba…
- Si, mi Cuba. Estuve en  el mes de septiembre. Tuve la oportunidad esta vez de recorrerla despacio… a través de su carretera nacional, de Santiago a la Habana. ¡Hay que salir de la carretera y ver la realidad cubana, mirar  donde no llega el turismo.

- Ale Montañez  es un nombre que se lee en reputadas exposiciones de un lado y otro del Océano. Un nombre unido al arte y a Canarias. ¿Recibe algún tipo de apoyo por parte de las instituciones, Gobierno, Cabildo o Ayuntamiento?
-¿Apoyo de instituciones? Te puedo decir que he sido apoyado por la Embajada de España en Cuba.  Apoyo de instituciones canarias, no. Ni del Gobierno Regional,  ni del  Cabildo de Tenerife, ni  del  Ayuntamiento de Güímar. Ni apoyo, ni subvención, ni felicitación siquiera. Tampoco me preocupa. Mi carrera es internacional. Tengo una trayectoria. Si es cierto que, en ocasiones da un poco de pena  cuando pienso en esto, puesto que soy güímarero, tinerfeño, canario… 

- Sin embargo, es usted de esas pocas personas que puede vivir de su arte…
- Sí, sí, afortunadamente. Además entiendo que  la pintura no es la música o no es el carnaval. A los políticos los ves casi siempre al lado de los artistas que arrastran masas. Ahí si están ellos, en la foto.  Con los pintores no porque los pintores somos otro estilo más tranquilo,  algo que no llega a la masa social, somos menos conocidos. Pero cuando se presume de arte,  cuando se presume de cultura -sobre todo en los libros de historia- ahí no está la música ni las agrupaciones del Carnaval. Ahí está la pintura y los artistas que han realizado esas obras de arte.

- Hablemos de su obra. Los que no podemos visitar esos lugares. ¿Dónde, aquí, en Canarias,  podemos ver sus cuadros?
- No, no es posible. Pero esto se debe a que hay poca obra mía. Yo no pinto por encargo. Yo pinto cuando me inspiro y eso hace que puedan existir unas 150 o 160 obras, las cuales están muy repartidas. Claro, he enviado para acá y para allá. Unas las he vendido y otras las mantengo en mi colección. Otras ya están guardadas, preparadas para ser expuestas en determinadas galerías internacionales. Exponer fuera de aquí requiere de  mucho tiempo porque son complicados los trámites de permisos y envíos. Aquí,  en Canarias, mío, a la venta no hay nada. El Museo Nacional de Bellas si tiene una obra mía,  una pintura que hice  por el 25 aniversario de los Derechos del  Niño, de UNICEF.

-Donde si aprecian su arte es  en Cuba, ¿verdad?
- Si. Existe mucho de mí en Cuba. Mis pinturas son admiradas en Santiago de Cuba,  en la casa del Caribe. La Casa del Caribe es la institución cubana que defiende el sentido de la cubanía, es  decir,  sus raíces, su ideología. Arranca con la con la cubanía de Fernando Ortiz. En este lugar está mi sirena,  una sirena mulata que les pinten en el año 2016. En esta obra reflejo  el Festival del fuego de Santiago de Cuba, expreso mis sentimientos,  mi forma de ser canaria ante ese Festival, porque yo no soy cubano soy canario.   

Ale Montañez, ¿usted pinta con la mirada puesta en el mundo actual, en sus luces y sus sombras?
- Claro. Mis pinturas representan mis ocupaciones y mis preocupaciones. No soy ajeno a casi nada.

-¿Qué otras obras suyas destacaría?
-Pues ya que me lo preguntas, el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba,  dirigido por la doctora Mariela Castro Espin,  tiene tres obras mías: una dedicada al mundo de lo de los homosexuales, otra al mundo de las lesbianas y otra el mundo de los transexuales. Esto se debió a una actividad que se realizó en el Pabellón Cuba,  en La Habana, y consistía en que el  alumnado con esa orientación sexual,  junto a mí,  hablamos, comentamos y dejamos  reflejado en tres lienzos esos sentimientos  que ellos sentían,  su expresión es su falta de cariño,  su falta de entendimiento. 


- Además de lienzo y colores, ¿qué más pone usted en sus pinturas?
- Mucho sentimiento.

- ¿Y cómo le fue en Miami con sus Doce Gatos Astrológicos?
- Me fue genial. De hecho, aún siento vértigo al recordar.  Recuerdo que miles de  personas pasaron a ver mis gatos. Eso para mí fue un éxito. Esta colección, única en el mundo por su significado, me abrió las puertas a EEUU.  

- ¿Por qué son tan peculiares sus pinturas? ¿Por qué esos colores tan marcados y profundos, sobre todo en las obras que expone en Nueva York?
- Los tonos que se ven son los tonos del cielo americano. Mi pintura tiene color. Yo no le doy,  por ejemplo,  valor a la estética o valor a la técnica. Considero que el arte es una creación del artista y esa creación se produce cuando tú tienes un lugar y tú tienes unos medios y tú tienes una inspiración,  entonces plasmas  en ese lienzo ese sentimiento. Y  eso despierta en la persona una emoción.  Eso para mí es arte y el arte está  para despertar emoción. En la vida todo no va a ser trabajo y todo no va a ser,  digamos,  lo racional. El artista es capaz de captar la sociedad. 

- Con ojos de artista, ¿cómo ve el mundo?
- El arte da una respuesta a la sociedad. Por ejemplo,  ahora tenemos  arte vacío,  un poco impersonal,  no hay figuración sino  manchas y color. Pienso  que los artistas están reflejando lo que perciben,  hartos de este mundo que nos ha tocado vivir,  un mundo  poco solidario, materialista,  egoísta y violento.  

- Ale, este ha sido un año de exposiciones y premios. ¿Es complicado mantenerse con los pies en el suelo?
-  Me siento orgulloso de que especialistas,  o personas que viven del arte,  me feliciten y digan que hago arte, un arte que gusta y que comunica. Eso  te va subiendo y te va creciendo, pero es necesario mantener  los pies en la tierra. Pero bueno,  yo tampoco me creo nadie especial.  Soy un pintor atrevido,  que era el poema de José Martí,  soy martiniano,  y soy una persona tranquila, más bien solitaria, sin modas, sin encargos. Porque, en realidad, quiénes somos, si verdaderamente  no somos nadie, ya se sea artista o millonario.  Seas lo que seas sólo eres uno más de una gran masa de millones de personas. 

- ¿Se puede vivir del arte anímicamente?
- Estando en Nueva York se me abrieron las puertas a muchos lugares del mundo porque lo que haces en esta ciudad tiene un efecto inmediato. Fue todo un honor estar en Venecia, en la Escuela Grande de  la Misericordia. Este es un lugar maravilloso. Pero qué vértigo. Menos mal que todo esto no me cogió cuando tenía 20 años. Considero necesaria la mesura y darme un descanso. Si me llevo por las galerías no descanso, no vivo. Ahora mismo deseo parar 

- Y usted no se conforma y ha decidido continuar con su preparación en el Grado de Historia del Arte.
-Desde hace algunos meses decidí darme un parón. Como comenté antes he llegado a sentir vértigo de los retos alcanzados y, sin abandonar la pintura, -porque eso sería pretender vivir sin respirar-, he tomado la decisión de volver a las aulas universitarias y regalarme el conocimiento de los grandes artistas y su obra. Me lo tomo como un autoregalo que me merezco. 

- Y pendiente de recoger ese premio en Milán, este mismo mes de diciembre. Empezó el año en Italia y lo finaliza, artísticamente hablando, en Italia.
- Si, de San Diego,  de la magia de México, a Italia, a la Bienal de Florencia. Y ahora a Milán, a recoger el Premio Internacional Caravaggio, un premio que recuerda a un artista de la luz y las sombras. 












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