La frivolidad de las redes sociales cuando la inteligencia se rinde


Las redes sociales, ese maravilloso espacio donde casi todo lo que brilla carece de brillo real. 

Resulta fascinante adentrarse, apenas unos milímetros, en el mundo de los algoritmos y comprobar cómo estas plataformas han decidido que lo que realmente necesitamos en nuestras vidas son memes de gatos y teorías de conspiración sobre el último "reality show". ¿Quién necesita compartir textos inteligentes y útiles cuando podemos inundar nuestros "muros" con bulos absurdos y consejos de vida de "influencers" que ni siquiera saben cómo atarse los zapatos?

Influencers, mujeres y hombres que han decidido creerse abanderados de la humanidad explicándote, entre otras cosas, cómo tienes que usar la ropa interior masculina para que luzca como el top de moda o como debes cruzar las piernas a lo “Gracita Morales”. Y se creen elegantes. Divas. Divos. Pero en realidad son una especie de amalgamas de trepas sin oficio ni beneficio que se copian unos a otros, multiplicándose infinitamente por todas las redes sociales, convirtiéndose en virales para entretenimiento de espacios vacíos, entre circunstancia y circunstancia importante.

Y a pesar de todo, presumen de miles de seguidores o “followers” muchas veces inexistentes. Apenas que rasques un poco, caes en la cuenta que más de la mitad son comprados. Sí, también se reproducen las páginas en internet en el negocio de los followers y los “likes”: por 4´99€ compras 100 y por menos del doble, 1.000.

Es casi como si hubiera un algoritmo secreto que se ríe a carcajadas cada vez que alguien intenta publicar algo con sustancia. "¿Un artículo bien investigado? ¡Qué aburrido! Vamos a promover ese video de 30 segundos donde alguien se cae de una silla". Y así, mientras los datos valiosos se hunden en el olvido, las actitudes poco recomendables florecen como malas hierbas.

En fin, que nos hemos metido de lleno en el negocio de las apariencias y la frivolidad, encumbrando a personajes con cabezas vacías y que no dejarán más huella en este planeta que sus vaivenes coquetos, aplaudidos por una inteligencia más bien vaga. Nada que ver, por cierto, con aquellas personalidades, auténticos influyentes para la humanidad y en los que se han mirado las mentes más brillantes, personas como Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr., Albert Einstein, Marie Curie, Nelson Mandela, Isaac Newton, Charles Darwin, Simone de Beauvoir, Leonardo da Vinci o Malala Yousafzai, sin lugar a dudas, auténticos creadores de opinión que nunca necesitaron de la coreografía de “tres pasitos para delante, tres para detrás” ni utilizar unas bragas como diadema para el pelo.

Así que, gracias, redes sociales, por mantenernos entretenidos y desinformados.

 Al final del día, ¿Quién quiere pensar críticamente cuando puedes simplemente compartir un gif gracioso? 

¡Viva la superficialidad!


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