La vida es maravillosamente confusa o confusamente maravillosa

 


La vida es maravillosamente confusa o confusamente maravillosa. Podría ser o solo vida o solo maravillosa, pero la confusión de la que está hecha es asombrosa. 

Tan pronto te elevas como caes, tan pronto estás arriba como estás abajo. Y todo ello, en la mayoría de los casos, porque sí, sin necesidad de grandes sucesos que te alcen al cielo o te empujen al abismo. Solo basta un poco de nosotros mismos y mucho de esa voz errante que nos acompaña en cada instante juzgándonos, retándonos, perdiéndonos en nuestro fuero interno...

Sin embargo, es todo tan fácil, tan simple:

Dibujar huellas sobre papel. 

Coquetear con los recuerdos marcando el ritmo. 

Soñar mientras desayunas. 

Sonreír en el espejo porque sí. 

Nadar entre olas calmadas, relajantes, caprichosas... mientras caminas por la calle. 

Asistir a todas esas miradas de complicidad en el paso de peatones. Beber pequeños sorbos de ilusión para no atragantarnos.

Saborear los buenos ratos. 

¡Cuánta poesía nos rodea!

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