Investigadores del CSIC desarrollan filtros antivirales biodegradables para mascarillas de protección


La llegada del virus SARS-CoV-2 ha puesto patas arriba nuestras costumbres, en el mejor de los casos, obligándonos a usar productos en la vida diaria, algo que hasta ahora nos parecía impensable.
Desgraciadamente muchísimas personas han vivido en sus propias carnes y en el seno de su familia las trágicas consecuencias de la enfermedad COVID-19. Otras, aunque la hayan padecido, afortunadamente pueden contarlo.
No obstante, aún un 95% de la población está expuesta al contagio. Para evitar la infección y ganar tiempo mientras la ciencia investiga un posible tratamiento o una posible vacuna, lo más importante es extremar la higiene de manos, mantener la distancia de seguridad (aproximadamente 2 metros) y usar mascarillas.

Sobre las mascarillas ya sabemos que, de no estar contagiados, las más apropiadas son las mascarillas higiénicas, entre las que se encuentran las mascarillas caseras siempre y cuando estén provistas de un buen filtro.

En este sentido, el centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC), junto al Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), están desarrollando materiales biodegradables y viricidas para dispositivos sanitarios reutilizables de alta protección, que pueden ser integrados en mascarillas y que pueden solventar la dificultad de acceso a los materiales de filtración.

Además, estos filtros protegerían a los usuarios contra el virus, impidiendo la entrada del virus en el organismo y, a la vez, impidiendo que trasvase la propia mascarilla en sentido inverso, de dentro hacia afuera puesto que cuenta con viricidas.

Este proyecto ya ha sido aprobado por la plataforma Salud Global del CSIC y la Agència Valenciana de la Innovació (AVI) como iniciativas para abordar la pandemia de Covid-19

El equipo de investigación del IATA-CSIC tiene como objetivo conseguir un material biodegradable, con el fin de evitar que los residuos generados por el uso masivo de materiales de protección por parte de la población se conviertan en un problema medioambiental. Con esto se han obtenido ya filtros fungibles muy efectivos que se podrán intercambiar a diario, evitando así que se desechen los dispositivos en su totalidad.

Los desarrollos realizados hasta ahora han logrado niveles de filtración en instalaciones certificados del tipo FFP3, lo que indica que de cada cien virus que intenten traspasar el filtro, potencialmente solo uno o menos lo conseguiría. José María Lagarón apunta: “en los estudios en instalaciones certificados que hemos obtenido recientemente ya estamos en valores de 0,079 de porcentaje de penetración de aerosoles de parafina modelo, lo que implica que es muy efectivo. Además, hay que señalar que estos niveles de filtración son muy difíciles de alcanzar en materiales tan finos, ya que se trata de multicapas de espesores inferiores a 300 micras”.

También participa en este trabajo la Universitat Jaume I, miembro de la unidad asociada del CSIC en Tecnología de Polímeros, estudiando los niveles de biodegradación de los materiales desarrollados en el IATA-CSIC.

Por su parte, la empresa Bioinicia S.L., spin off del CSIC, cumple con todos los requerimientos para la fabricación de material farmacéutico y biomédico. Cuenta con una sala blanca GMP e ISO 13485 y una capacidad de producción de 10 toneladas al año, suficiente para hacer varios millones de mascarillas. También ha depositado la primera solicitud de patente ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), en cotitularidad con el CSIC, y ya está fabricando los primeros filtros de protección tipo FFP2 y FFP3.

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