Desvistiendo a Cáritas
¿Quién está detrás de Cáritas?,
¿De qué se nutren los que ayudan a ayudar? ¿Son realmente estas personas
voluntarias desinteresadas o, por el contrario, es esta organización un nido de
curas y santurronas para captar adeptos a la religión cristiana?...
“Cuando uno tiene la conciencia tranquila…preocupan las críticas por
desconocimiento. Las puertas de esta casa están abiertas a cualquiera que
quiera entrar, cualquiera que quiera venir, simplemente me llama por teléfono:
¡Qué quiero ir a visitar tal proyecto! Y allí estamos para atenderle con gusto,
pueden preguntar a nuestros trabajadores, a los voluntarios, a los usuarios,
pueden preguntar a quien quieran, pueden hacer lo que quieran, pueden estar
allí dentro…nuestras puertas están abiertas, no tenemos nada que ocultar…”
Así se expresa Leonardo Ruiz del Castillo, presidente Arciprestal de Cáritas,
en la provincia de Santa Cruz de Tenerife quien, visiblemente emocionado, me habla de su sueldo, del patrimonio de satisfacciones que ha atesorado durante los
años que lleva al frente de esta organización y expone, como ejemplo, la
preocupación que sintió un usuario del centro de acogida “Café y Calor” cuando se enteró
que Leonardo había sufrido un infarto recientemente: “una persona que está tirada en la calle,
que no tiene nada… ¡y que me diga que está preocupada por mi! ¡Esos son los
sueldos buenos que tengo yo…! ¡Muchísima satisfacción!
En toda España, 65.000 personas
forman parte del equipo de voluntarios de Cáritas, lo que representa el 90% de
los recursos humanos de esta institución. A nivel provincial este porcentaje
crece porque, al igual que la precariedad que desgraciadamente aumenta, también
lo hace el número de voluntarios. El año 2011 cerró con 1.008 voluntarios y
este año 2012 la cifra supera ya los 1.100, con edades que oscilan entre los 17
años y los 74, siendo el presidente de Cáritas un voluntario más ya que el
cargo que ostenta lleva implícito que no se reciba ningún sueldo por el
desempeño de sus funciones, “de las 24
horas que tiene el día dedico a Cáritas 30 y el único dinero que recibo es el
correspondiente a los gastos de desplazamientos si tengo que acudir a alguna
reunión o evento y el coche que uso es el mío propio”, destaca.
Esta institución se financia con
fondos públicos y privados. El capital público, que representa el 60% del
presupuesto total, procede de subvenciones que aporta el Gobierno de Canarias,
Cabildos y Ayuntamientos y está dirigido exclusivamente a proyectos específicos
para distintos colectivos, como el
centro de acogida “Café y Calor” para
los sin techo; centro de día para mayores; asistencia a inmigrantes; centros de
familia, mujer e infancia; Proyecto Lázaro (único centro en Canarias para
personas en exclusión social a causa del VIH-SIDA), entre otros. El otro 40%
necesario para atender estas y otras labores de Cáritas “¡hay que buscarlo!”, asienta Ruíz del Castillo, subrayando que para
la atención social de base que es la que están recibiendo los vecinos en las
Cáritas Parroquiales y que consiste en la bolsa de alimentos, ropa, calzado, el
pago de algún recibo de agua y luz o la receta en la farmacia…para eso no
existen subvenciones institucionales, ni personal contratado; esos gastos se
sufragan con las aportaciones de las colectas de los primeros domingos de mes
en las iglesias, con las recaudaciones de otras iniciativas de carácter
solidario y con la labor desinteresada de los voluntarios, que son en su
mayoría mayores de 65 años y mujeres, con una imagen muy distinta a las de hace
algunos años y que algunos recordarán como señoras acomodadas, envueltas en
joyas, perfumadas y que se denominaban “Damas
de la Beneficencia”.
“Las Damas de la Beneficencia desaparecieron, ahora tenemos voluntarios
y voluntarias que, a lo mejor están a este lado del mostrador atendiendo a
otras personas, repartiendo alimentos o ropa y, seguramente, cuando terminan
esta labor, pasan al otro lado para que una compañera las atienda a ellas como
si fueran un usuario más…porque necesitan ayuda para salir adelante por la
situación económica que tienen” comenta Leonardo Ruíz, apuntando que “Lo más duro que se le pueda presentar a un
voluntario es ver a alguien con una necesidad, pasando hambre de verdad y no
tener con qué atenderlo, eso es lo más duro y sobre todo si se trata de niños.
Yo he visto a una voluntaria, no tener allí nada que ofrecer, meter la mano en
el bolsillo y dar 20 euros a una persona y esa voluntaria cobraba una pensión
no contributiva de unos 300 euros…”
Desde que comenzó esta imparable
crisis económica (y subrayo imparable
porque, al parecer y según la OCDE, aún la crisis no ha tocado fondo), Cáritas
se ha convertido en más protagonista que nunca, reclamando atención y
solidaridad para las principales víctimas de la actual coyuntura y que
consideran a esta entidad su “tabla de salvación”. A la vez, también ha sido
objeto de críticas procedentes de otras organizaciones que la ven como
“comuna”, “secta” o “mafia”. Según la opinión de otros, esta entidad vive del
cuento para ser mantenida a base de subvenciones que se invierten, entre otras
cosas, en pagar grandes sueldos. Y, por si fuera poco, también ha sido flanco
de reproches por parte de algunos usuarios.
En este punto, el presidente de
Cáritas Diocesana, insiste que no es lo frecuente, afortunadamente, pero sí se
han dado casos en los que los
voluntarios han tenido que soportar malos tratos por parte de algunos usuarios
que llegan con pretensiones y exigencias, “desgraciadamente
hay quien viene con exigencias y con un: -me
tiene que ayudar porque a usted le están dando subvenciones y no sé qué…-, y
la gente no sabe que no hay subvenciones para la atención social de bases, es
puro y duro el dinero que da el pueblo, nada más y si no hay no hay…No hay
subvenciones que me digan: -para atender
a la gente que viene este mes, que son 50, les voy a dar 50 euros para cada una-.
No, no hay nada de eso. Solo hay un dinero que repartir y se reparte
equitativamente basándonos en el dinero que entra mes a mes y en las personas que
podemos atender…es lo que hay”
En este sentido, Leonardo Ruiz
del Castillo, destaca que “ni al
voluntariado ni al contratado le pedimos su afiliación religiosa como tampoco
se lo pedimos a quien viene solicitando ayuda, en absoluto. Ahora, si son de
iglesia mejor porque están en
consonancia con nuestra forma de hacer y de ser. Nos congratula el que sea de
iglesia pero si nosotros vemos que una persona contratada está implicada en la
labor de Cáritas, ya que el contratado debe ejercer de voluntario puesto hace más horas de las que les
corresponde y aquí no se le puede compensar con dinero porque no hay”,
puntualiza, aclarando que esas horas de más que hace el personal convenido no
son remuneradas económicamente, ya que la subvención que recibe la entidad para este fin no permite el pago de horas
extraordinarias sino el sueldo según convenio, que gira en torno a los 800
euros, aunque, matiza, “tratamos que no se hagan horas extraordinarias. Por eso
está el voluntariado, que no es que cubra las necesidades de personal pero si
es un importante apoyo para no quemar a los trabajadores contratados y poder cubrir
las necesidades de recursos humanos que requiere el proyecto ya que, de no ser
así, no saldrían adelante. Añade que se trata de unos proyectos que aspiran a
solucionar el problema y erradicarlo, haciendo un seguimiento al usuario para
intentar insertarlo en el mercado de trabajo, “de 300 usuarios con los que
hemos trabajado , se ha logrado insertar a 90, lo que significa un 30%, un
logro si se compara con el 5% que inserta el SEPE y eso solo se consigue con un
personal contratado, especializado y que haga un exhaustivo seguimiento de cada
caso”.
Comedido en su explicación sobre
las críticas hacia Cáritas, el cura señala que él cobraba 580 euros cuando
muchísimas personas –hoy en precario- tenían un sueldo de casi 3.000 euros, “¿estamos forrados de qué…porque la gente nos trae comida, nos compra
cosas…? Todo este tipo de críticas son fruto del desconocimiento, ¡pero si
Cáritas está endeudada!”, exclama mientras explica que esta “ala de la Iglesia al servicio de los más
necesitados” (como así la denomina), aceptó proyectos con subvenciones
públicas y ha tenido que endeudarse para sacarlos adelante y, cuando llega ese
dinero, se debe mucho más en préstamos e intereses…”
En Cáritas San Matías, en ayuda
social de base, se gastan mensualmente 1.500 euros; de la colecta del primer
domingo de cada mes se obtienen, aproximadamente, 400 euros y los otros 1.100
hay que buscarlos, matiza Quino, explicando que aunque él renunciara a trasladarse
y a alimentarse para invertir su sueldo íntegramente, algo más de 700 euros,
aún así no sería suficiente, por esto es que, en alguna ocasión ha tenido que
recurrir a vender productos de limpieza, cosméticos, rifas o impartir
cursos y lo que haya hecho falta para
conseguir el dinero con el que paliar
las necesidades más extremas de algunos vecinos del barrio.
Por otra parte, Adrián Machado,
concluye que “la mayor satisfacción es
ver cómo, a pesar de que la gente llega derrumbada, a las pocas semanas tienen
otro semblante, se arreglan más y encaran la vida con otra actitud. Nuestra
misión no es solo dar la bolsa de comida sino escuchar y buscar posibilidades.
Creo que si no existiera Cáritas habría mucha gente pasándolo peor aún.
Mientras que en otros lugares cierran las puertas, aquí las abrimos…”
Publicado en http://canarias3puntocero.info/4454/ el 19/12/2012
Publicado en http://canarias3puntocero.info/4454/ el 19/12/2012
¿Cuánto dinero pone la Iglesia en CARITAS?
ResponderEliminarFelicitaciones por tu articulo sobre Caritas. Yo tambien soy voluntario a ratos cuando puedo o me lo piden. .
ResponderEliminarGracias por leerme, Silveri.
EliminarYa lo intuía pero ahora, sabiéndote voluntario, confirmo que eres una muy buena persona. ¡Feliz Navidad!