Violencia machista


Ella, dura como una piedra, sabía que era una víctima de esa violencia... 

Vivía rodeada de todos cuantos decían ayudar en esos casos. Desnudó su intimidad. Volvió a contar hasta lo más mínimo, lo más privado, lo que la avergonzaba y re-victimizaba una y otra vez.

Veía las miradas que la observaban. Cada vez se sentía más pequeñita, más desnuda, más violentada, pero si la ayudaban y protegían..., ¡valía la pena!

Y sí, pena era lo que sentía por sí misma. Pena, frustración y mucha vergüenza.

Al finalizar su relato, la escuchante (abogada de profesión en la asociación) buscó un papel en aquella carpeta que ponía "trámites" en una de sus solapas. 

Sin mirarla, con su bolígrafo en mano comenzó a hacer cruces en unas determinadas casillas.

-Aquí te marco, en estos recuadros, lo que necesitas presentar para solicitar un abogado de oficio. 

Ella se la quedó mirando. Cogió el papel y se levantó. 

Con la elegancia y educación que la caracterizaba le agradeció el tiempo "gastado en su problema". 

Y se fue.

Al miedo, la pena, frustración y vergüenza se unió la humillación...

Una vez más se sintió sola y engañada. Ella ya sabía cómo pedir un abogado de oficio y hasta cómo realizar cualquier tipo de trámite. Había compartido con una desconocida "todo su saco de mierda" para nada.

Se las arregló sola como siempre hacía, protegió su vida como pudo y hoy intenta proteger(como puede y desde donde puede) a todas esas que el sistema maltrata o bien desoyéndolas o bien ignorándolas...

No a la violencia contra las mujeres

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