Luis Melo Castellano, “El Poeta”

Conocí a Luis Melo siendo una niña. Tal vez, paseando de la mano de mi padre. O con mi abuela. Sólo recuerdo que era muy pequeña y me atrapó con su forma de hablar: juntando letras, componiendo palabras, engarzando frases y hablando poesía.

Años más tarde, lo encontraba en las Fiestas o le escuchaba en la tele. ¡No había fiesta que no terminase con sus poemas y alabanzas!

¡Siempre llamó mi atención y siempre supe que era de esas personas especiales que tienen tanto que enseñar y contagiar...! Sobre todo señorío, sencillez, humildad, respeto, saber estar...

Desde hace algunos años intenté quedar con Luis para entrevistarle pero, por una razón u otra siempre se postergaba. 

Recuerdo una ocasión en la que me crucé con él en los pasillos del Centro Comercial Concorde. Recuerdo su saludo, entre versos, como casi siempre y como a casi todos con los que Luis se encontraba: “Luis, tenemos que quedar para la entrevista”; le decía. “Sí, llámame cuando quieras, pero a partir del martes porque ahora vine a comprar unas cositas que me voy con mi señora a la finca”, y se pasaban los días hasta que volvíamos a coincidir. 

Me viene a la mente aquel día, él caminaba cerca de la parada del tranvía al lado de su esposa, orgulloso y seguro, con la alegría que le caracterizaba. 
Se detuvo y nos saludamos. “No me he olvidado de tu entrevista. Mira, aquella es mi casa (señaló). Ven una tarde, cuando te venga bien pero deja que pasen unos días porque estamos un poco mal. Venimos del médico”. No se preocupe Melo, le llamaré antes de ir. Y le llamé. Y supe que su esposa, el amor de su vida, había enfermado gravemente.

Cuando le volví a ver su rostro estaba triste y apagado. Caminaba ensimismado en sus pensamientos, tal vez buscaba entre recuerdos. No lo sé. Lo que sí sé es que solo me atreví a saludarle con la mano y a sonreírle. Él siguió su camino, quizás entre los versos más tristes de su vida… 
Fue el 22 de febrero de este mismo año cuando leyendo el periódico, como de costumbre, me encontré de frente con la noticia de su fallecimiento, a los 93 años de edad.

Luis Melo Castellano fue y seguirá siendo una persona querida y admirada en La Laguna, sobre todo en Taco. Además, toda Canarias fue motivo de alabanza para nuestro poeta, miembro insigne de la directiva de la Asociación Canaria de Poetas Uni-Verso, quien publicó en el año 1992 su primer libro “Sentimiento Isleño”. 

Desde niña le escuchaba recitar sus loas al Cristo de la Montaña, también en las Fiestas Patronales de San Luis Gonzaga o donde se precisase, allí siempre estaba Luis Melo, regalando sus poemas, todos guardados en su memoria. 
Quienes le conocieron hablan con orgullo de este poeta y mejor persona “Una eminencia recitando, un prodigio de memoria y una inspiración ilustrada”, “Un hombre lleno de pasión para recitar sus poesías y con una memoria excelente a sus más de 90 años” o “un poeta espontáneo, claro y temperamental”, son algunas expresiones con las que le definen y que he extraído de  internet.

Nuestro poeta recorrió las Islas, dejando en cada una de ellas parte de sí mismo, compartiendo con cada uno de nosotros su sentir, reflejado en las muchas folias y malagueñas que interpretó.


Luis Melo Castellano era natural de la Villa de Adeje, lugar en el que hace tres años se le rindió un merecido homenaje y desde donde se escribió:
“La poesía de Don Luis es espontánea, clara y temperamental. Su lenguaje es sencillo y el verso, liviano y exento de artificio, fluye con vigoroso realismo y da paso a la emotividad y a la imagen con rotunda sinceridad. Sus poemas desvelan su íntimo sentir pero sobre todo, el amor por los temas de la tierra es una constante en sus composiciones que denotan ese tono tradicional y costumbrista influenciados por el paisaje que le trasmite su entorno, ese paisaje de tierra adentro que tan bien conoce y que conjuga valles, medianías y cumbres y que alterna con ese otro rizado por las olas y esculpido por los vientos que aquí y allá dibuja calas atiborradas de cayados o recrea apartados rincones que corresponde al litoral insular. Parte de su obra está dedicada a su Adeje natal”

Desde Taco, lugar en el que residía, Luis miraba al Sur, pensaba en el Sur, amaba el Sur…pero también el norte y cada punto de la geografía isleña. 
Hasta siempre, poeta… 

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