Célida Alzola, la soprano tinerfeña que renunció, por amor, a los escenarios.
La vida es un continuo
andar, un ir de un lado a otro. A veces ofreciendo bienvenidas y,
otras veces, sencillamente cerrando etapas. Cerrar una etapa es dar
espacio a otra que se inicia porque, cada final, sí o sí, es un
nuevo comienzo.
Y etapas, nuevos
comienzos y renovadas ocupaciones aspiran a ocupar el tiempo de
Célida Alzola tras su reciente jubilación como profesora de canto
del Conservatorio de Música de Tenerife. “Ahora dedico más
tiempo al Coro San Miguel, ya estamos trabajando en el Concierto de
Navidad. He retomado mis clases de piano. Y también dedico tiempo a
preparar mi voz. ¡Todavía estoy viva!”, nos comenta
Escribir sobre la
tinerfeña Célida Alzola no resulta tarea fácil si se ha de
sintetizar, en un corto espacio, la trayectoria de una destacada
soprano que un día decidiera escuchar más a su corazón que a los
merecidos aplausos recibidos, tras deleitar al público, en
importantes teatros, dentro y fuera de España.
A medida que nos
adentramos en la conversación esta soprano nos comenta que ya
cantaba desde muy niña. Como arpa afinada suena su risa cuando dice
“cantaba desde chiquita, ¡desde que tengo uso de razón siempre
he estado cantando!” añadiendo “la afición musical la
tengo desde que tengo conciencia. Cantar siempre canté, tanto en mi
casa como en cualquier evento. Con 8 años cantaba en el Coro de
María Auxiliadora y también tocaba el laúd en la Agrupación Aida.
Esta era una agrupación muy importante pero no era un grupo
folclórico sino que interpretábamos otros tipos de música”.
Entendiendo esa vocación
de Célida Alzola por el canto nos interesamos por su preparación.
En este punto, la soprano y profesora de canto nos explica que para
dedicarse al canto es necesario tener una voz preparada, algo que no
sucede en la infancia “no se puede cantar cuando la voz está
todavía sin formar. Todos sabemos que la voz experimenta cambios,
sobre todo cuando se deja la infancia atrás”, añadiendo que
“yo empecé tarde, con 20 años. A partir de esta edad comencé
a tomarme más en serio mi pasión por la música, de una forma
profesional. Me inicié en los estudios y por libre estudié lenguaje
musical, aprobando en el mismo año dos cursos: Primero en la
convocatoria de junio y Segundo en la de septiembre. Al siguiente
curso ya me matriculé en el Conservatorio en Tercer curso de
Lenguaje Musical, Primero de Canto y Primero de Piano. En los
siguientes cinco años terminé estos estudios, adquiriendo la
titulación correspondiente”.
Posteriormente Célida
viajó a Madrid para seguir ampliando sus conocimientos, ingresando
en la destacada Escuela Superior de Canto, dirigida por la
prestigiosa Lola Rodríguez Aragón, “tuve la suerte de ser su
alumna. Allí estuve unos años perfilando mis conocimientos de
canto, teatro, ballet, esgrima...”
Es en esta época cuando
actúa por primera vez como cantante, en el Teatro de la Zarzuela,
interpretando uno de los papeles en la ópera “Sor Ángelica”
de Puccini “fue mi primera interpretación y estaba muy
nerviosa. En la composición se escenificaba un convento y todas
éramos mujeres. Más tarde participé, ocupando un papel principal,
en “Don Govanni” de Mozart. Yo era Doña Elvira. Fue una
experiencia maravillosa. A esta ópera asistió como público Doña
Sofía, en aquel tiempo era todavía Princesa de España”.
Las actuaciones de Célida
Alzola continuaron creciendo en cantidad y calidad. París la recibió
interpretando una versión de “Carmen” de Bizet. También
actuó en diferentes escenarios de Lisboa y Venezuela. Sus
interpretaciones la hicieron merecedora de recibir el Premio
Internacional de Canto Lauri Volpi.
Pero, sin duda y como
ella misma relata “la obra más importante que interpreté fue
“El Cónsul”, de Gian Carlo Menotti. Se
programó para ser exhibida en el Teatro de la Zarzuela, siendo
Menotti director de escena. Esta obra fue un éxito total. ¡Recibí
unas ovaciones tremendas! ¡Esta es la obra que me ha dado más
triunfos!”, explica dejando entrever algo de añoranza en sus
palabras, lo que lleva a preguntar qué ocurrió para que cambiara
los aplausos del escenario por la docencia en el Conservatorio.
“Muchas veces la
vida decide por ti. Lo principal para mi era cantar pero yo me casé
y tuve una hija. Estos fueron tiempos muy difíciles. Residía en
Madrid y la ETA asesinaba continuamente. Mi esposo era policía
nacional... Le pedí que pidiese traslado para Tenerife porque yo no
quería que, por estar conmigo en Madrid, fuese víctima de ETA. Era
un sin vivir. Por otro lado, mi niña era pequeña y por mis
actuaciones no podía dedicarle todo el tiempo que deseaba. Entonces
me ofertaron la opción de impartir clases en el Conservatorio. Así
que, entre una cosa y otra me incliné por el amor a mi familia;
regresé a Tenerife y puse toda mi pasión musical al servicio del
alumnado de Canto del Conservatorio. No me he arrepentido nunca de
esta decisión pero cada noche, en mi pensamiento, he regresado a
Madrid, al escenario...”
Célida Alzola se jubiló
recientemente de su actividad como docente del Conservatorio
Profesional de Música de Tenerife. A partir de ahora, nos dice,
dedicará más tiempo a continuar con su actividad como directora del
Coro Miguel Castillo, de Güímar, del que fue fundadora en 1992.
Entre los premios y menciones dedicados a esta Soprano, quien ha compartido escenario con artistas de la talla de Alfredo Kraus, Birgit Nilson, Joan Sutherland o Esteban Sánchez, subrayamos el nombramiento del Ayuntamiento de Arafo como Hija Predilecta. Por otro lado, recibió la máxima distinción
que concede el Ayuntamiento de Güímar, la Medalla de Plata, como
reconocimiento a su impecable e importantísima trayectoria. Posee el
Premio Internacional de Canto Lauri Volpi y el Premio Añavingo.
“Siempre he
realizado mi trabajo de manera discreta y modesta. Es un premio saber
que alumnos míos han triunfado en el mundo de la música. Mi trabajo
como profesora de canto, como pedagoga, como persona que he sabido
llegar a los alumnos ha sido lo mejor de mi vida profesional. Mi
mayor regalo ha sido este don para la canción y para dar lo mejor de
mí... ¡esto ha sido lo mejor! Porque cuando uno se entrega a los
demás siente una gran satisfacción”, asevera esta artista
que, incluso hablando, canta la mejor canción.
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