Mi turno de palabra...

Me levanté hace un rato, junto con el sol, supongo,ambos hemos comenzado a iluminar al mismo tiempo. El sol a todos por igual,yo a mi misma. En este momento, en la soledad de mi casa y de mis pensamientos, derramo mis recuerdos sobre aquellos que especialmente me importan, no son demasiados pero si muchos...lo agradezco. Hoy especialmente he abierto los ojos a la vida sintiéndome vacía, sin ganas pero inmediatamente y observándome desde fuera he comprobado como todo un ejército de energías y sueños han avanzado desde la retaguardia, abandonando las trincheras...para luchar por mi, al frente. De repente me siento valiente y sé que puedo conquistar el mundo, cuento conmigo que es mi mejor aliado... Jajajaja , me río de mi misma con la complacencia de que sé que puedo hacerlo. Soy una luchadora y siempre termino bebiendo de la copa del éxito. Puedo afirmarlo. Me he propuesto muchas cosas difíciles de conquistar a lo largo de mi vida y no he pisado el fracaso de conseguirlo en ninguna de e...

Hoy el presidente me dio dos besos. Alzó sus dos manos y acogió en ellas mi rostro acercándolo suavemente hacia sus labios para depositar en cada una de mis mejillas un beso. Me sentí rara y es que no estoy acostumbrada a que me bese. De repente me acordé de mis sensaciones de un par de años atrás. Mis sensaciones y mis realidades. Tan sólo algo más de tres años formaban un abismo entre mi pasado y mi presente, entre mis pensamientos de entonces y los actuales, un abismo entre lo que soñaba y lo que vivo hoy momento a momento. Aproximadamente hace mil doscientos días todos estaban lejanos como si formaran parte de un mundo inalcanzable. Mi inocencia los alzaba a los altares, mi capacidad de asombro se hubiese satisfecho si me hubieran mirado en algún momento, si me hubiesen dado algún motivo que me permitiese alardear acerca de una posible amistad, toda mi maquinaria de crear incertidumbre se hubiese puesto en marcha...nunca, entonces, tuve una oportunidad de nada. Hoy el presidente me...

No sé exactamente como definirlo ni tan siquiera donde ubicarlo. Simplemente sé que existe, que está...que aunque deseara escapar -cosa que no quiero- seguiría estando en el mismo lugar: en el más oculto, en el más difícil de indagar, en el más desconocido...tal vez, sólo tal vez...en el tesoro de mi interior.

Búscame en la calma sosegada pero no me busques en el silencio, tampoco junto a los cementerios ni en las ciudades de gente apurada. Búscame entre las trompetas calmadas que nos reclamen con mágico aliento junto a la brisa de los buenos vientos por nuestra libertad desesperada. Búscame cuando estés en plena duda y necesites de verdad mi auxilio, que debajo de nuestra eterna luna siempre se tiene ganado un amigo, que a través de miles de años perdura para levantarte después de caído. Mirra