La Gomera, tras el fuego, de nuevo la vida...


A prácticamente nadie se le escapa lo que ha ocurrido en la isla de La Gomera en este "inolvidable" mes de agosto: un desafortunado incendio ha devorado una parte muy importante de este lugar emblemático, a la vez que mágico, encuadrado en algo así como un paraíso terrenal...Un incendio forestal que, a pesar de quedar extinguido por completo, dejará  muchos "rescoldos" que tardarán tiempo en apagarse, muchas dudas y muchas preguntas sin respuestas...

No voy, ni pretendo, ni quiero entretenerme en asuntos de negligencias, cruces de acusaciones o mil y un entuerto que de poco sirve, por mi parte, si no se admiten los fallos y las carencias a quien corresponda...No, ese no es el motivo que me inspira sino otro: el incendio, su acción y nuestra reacción.

El pasado 4 de agosto se producía un conato de incendio en un rincón de la isla, en Paredes, aparentemente nada que no pudiese controlarse con los propios medios contraincendios de La Gomera  o eso pensaron las autoridades políticas insulares en aquel momento.


El incendio se descontroló por completo afectando a lugares entrañables que forman parte, no solo de la retina de muchos sino también del recuerdo de cualquiera, por muy poco ligado que esté con el lugar...

Cuando parecía que la pesadilla estaba a punto de finalizar, el "sueño" o la "dormidera" de algunos facilitó que la vorágine en llamas se desatase de nuevo, con más rabia, más fuerza y más daño ambiental... El Garajonay, el Cercado, Las Hayas...pareciera que no existiera límite al desastre


Larga noche la del 12 de agosto cuando todo el pueblo de Valle Gran Rey se vio sorprendido por el miedo a las llamas, por los llamados de alerta y por el: "rápido, rápido, desalojen sus casas. Todo el mundo al Muelle de Vueltas, todo el mundo al Puerto, ¡el fuego está bajando por el barranco!, ¡Guadá se quema!...


Escenas de pánico, mezcla de impotencia, miedo y rabia. ¡cómo luchar contra un coloso en llamas!. Las 11 de la noche, el pueblo incomunicado por tierra, casi sin cobertura telefónica, no llega bien la señal de la televisión ni de la radio y más de 3.000 personas desalojadas, en el Muelle.
Dos barcos, el Fred Olsen y el Armas, son enviados desde San Sebastián a Valle Gran Rey por si fuera necesario sacar a la gente del pueblo.


Al final sí, muchos optan por subir a los barcos, sobre todo mayores, enfermos y niños para pasar la noche, con más tranquilidad, en la Villa.
Más de 4.000 evacuados en toda la isla y amanece...con las primeras luces se ven los primeros desastres, las primeras pérdidas, las primeras casas arrasadas, los animales y cultivos que han sido pasto de llamas.


Lágrimas, desmayos, derrota, abandono, culpas y muchos "por qué"...


Hasta aquí la acción del fuego, ahora vamos a por la reacción
Valle Gran Rey es un pueblo vivo, solidario y con rejos.
El fuego pasó y no hay que lamentar daños personales aunque, la verdad, este fue un temor que rondó a los habitantes del lugar durante horas, hasta bien entrada la tarde del día siguiente, porque sabían de algunos vecinos que, desoyendo la prohibición, optaron por hacer frente al fuego e intentar salvar sus pertenencias...afortunadamente todos están bien y ahora toca trabajar, es duro, ¡pero hay que hacerlo!.


Es más opción que obligación  levantar el pueblo cuanto antes. Casi todos saben que la principal fuente de ingresos del lugar es el turismo y ya comienzan a sucederse las primeras cancelaciones..., ¡Es necesario frenar una crisis añadida a la propia crisis!
Aunque la tranquilidad del lugar se haya visto invadida por el ruido de los helicópteros e hidroaviones, con el alma rota y el aroma a "bracero", con un paisaje tiznado y triste, se dejan a un lado los lamentos y se reinventa el lugar...


Los vecinos recuerdan que el pueblo está vivo, que las playas tienen el aroma de la sal, que el sol sigue regalando sus bondades, que son muy agradecidos y así lo expresan a los que luchan desde el aire y desde tierra, contra el desastre.


La isla se vio sorprendida por un brutal incendio que vistió sus montañas de luto, de ceniza, de negro.
El maravilloso Valle, refugio de leyendas por contar, de encanto y besos, en cuestión de minutos pasó del verde al negro. Sin embargo, la Naturaleza se nutre de sus propias cenizas y nos enseña que de todo se debe sacar provecho y, por ello, ya brota de nuevo el verde donde hubo negro.


La superficie afectada se mide en miles de hectáreas y en porcentaje ronda el 20% pero aún queda TODO un 80% del que disfrutar.
La isla colombina conserva un espacio que ahora encierra más misterios que nunca, un espacio por el que pasear dejándonos embaucar por la sutileza de la energía que desprende y que  nos invita a descubrir esos brezos, pinos y palmeras, capaces de sobrevivir al calor del fuego. Sigue siendo atractivo caminar por esos senderos, morada de tantas aves y, a la vez, dejarnos guiar por su trino. mientras observamos cuidadosamente la vida que se abre a nuestro paso.

Otra opción es pasear por La playa

           
        O dejarse acariciar, sin límites, por el sol


        O darle a los pedales, "ensalitrándonos" por sus caminos


Pues sí, reconozco que estoy enamorada de esta isla que continúa ofreciéndonos frutos del mar



                               y de la tierra...


Abriéndonos el apetito por cualquier esquina...


               hasta saciarnos...


¡Ven, Valle Gran Rey te necesita y te espera!


Para evocar contigo las más maravillosas sensaciones en una puesta de sol...








Nota: las imágenes relacionadas con el incendio han sido subidas desde internet. El resto son realizadas por mi.





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