Lucila y Pablo abrían sus puertas a los miles de peregrinos en el Camino de El Socorro
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar” , escribía Antonio Machado en sus versos. Un verso que cobra vida si hacemos referencia al Camino de El Socorro, un recorrido que ha realizado una multitud de peregrinos que acompañan cada 7 y 8 de septiembre a la imagen de la Virgen, en su trayecto desde san Pedro hasta el Caserío, donde se la homenajea con distintos actos. La Bajada y la Subida de El Socorro es realizada por miles de personas cada año, agasajadas de manera anónima y voluntaria por vecinos y vecinas del caserío que abren sus casas y sus cocinas ofreciendo buenamente lo que pueden. La casa de Lucila ha sido, durante años, un ejemplo de hospitalidad y convite para los peregrinos de El Socorro. Lucila Morales Gómez, junto a su esposo Pablo Cabrera Serrer, ya fallecido, comenzaban desde principios del mes de junio con los preparativos para esta celebración, ya que no disponían de una economía familiar holgada y debían comprar, poco a poco, lo que iban a precisar...