Cuando no tienes ni techo ni hogar...

Desconozco si continua viva. Ya han pasado cinco años desde que la vi por última vez y en este 28 de noviembre, Día Internacional de Los "sintecho" me acordé de ella. Tenía 72 años. La recuerdo flacucha, sostenida por una vieja falda que le bailaba en la cintura y con aquella blusa dos tallas más grande que la suya. Cuando me cruzaba con ella, cada mañana, la saludaba con un beso en la mejilla percibiendo como su cuerpo menudo se contraía, en actitud defensiva, repeliendo mi contacto. A mi me daba igual su reacción. Yo disimulaba como si no lo notara, dando por hecho que mañana le ofrecería la misma muestra de cariño. Lucía, después de pasar todo su vida medianamente tranquila, disfrutando de la compañía de su esposo hasta que la muerte se lo llevó consigo, por caprichos del destino, tal vez, o por ser demasiado confiada con un familiar suyo... perdió su casa y se vio en la calle, con la mano extendida y pidiendo limosna. Nunca pudo imaginar esa burla de ...