Por los que ya no están en los balcones...


No se trata de siglas políticas, ni de ideas.
No se trata de cuál es el poder adquisitivo tampoco.
Se trata de personas, de familias, de practicar la empatía.
Lo hicimos ante el fallecimiento de 13 personas en las Ramblas de Barcelona, en 2017.
Lo hicimos para arropar a las familias de los 192 fallecidos el 11 de Marzo, en Madrid, en 2004

¿Qué es lo que impide que un simple crespón negro sea colocado en las imágenes que nos ofrece la televisión? ¿O en las redes sociales? ¡Un gesto tan vacío y tan lleno al mismo tiempo!
No permitamos que se lo atribuyan algunos como han hecho con  otros símbolos que nos identifican a todos.

Cada día celebro el número de personas que se recuperan y que se suman a la lista de la esperanza. Confieso que es la única lista que deseo que siga creciendo. Pero no por ello dejo de sentir dolor por los fallecidos, muchos en la soledad del miedo... Y con ello la realidad desgarradora que nos impide abrazar a sus familias o acompañarles en el dolor.

Hoy la cifra es terrorífica, decenas de miles de personas de nuestro país, de un lado u otro de la geografía española, han perdido la vida víctimas de la COVId-19. Y más doloroso aún es saber que esta maldita lista seguirá creciendo.

Miles de personas con nombres y apellidos. Padres, madres, hijos, hijas, hermanos o hermanas de alguien; amigos y amigas de alguien más. Posiblemente, algunos de ellos estuviesen aplaudiendo también en los balcones los primeros días del decreto del estado de alarma.
Y también, posiblemente, algunos de los que aplaudamos hoy puede que caigamos...

Agua pasada no mueve molinos. Ni los ríos pueden hacer un recorrido a la inversa. Nunca la misma agua del río recorre dos veces su caudal.
¿Se han hecho cosas mal? Sí.
¿Se seguirán haciendo cosas mal y se seguirán tomando decisiones con consecuencias fatales? Probablemente sí.
Ahora es el momento -aunque no queramos reconocerlo- del ensayo error

Pero no debemos relegar nuestra responsabilidad, ni ahora ni antes. Todos somos responsables de nuestros actos y de nuestras decisiones.
El mes de marzo estuvo plagado de actos de un punto a otro de nuestros límites geográficos, desde la celebración de carnavales hasta manifestaciones, sin olvidar eventos deportivos dentro y fuera de nuestras fronteras y el homenaje a las víctimas del 11M.
Todos y todas en ese momento recibíamos información y decidimos qué hacer o no. Por cierto, una información que nos llegaba desde la OMS y desde prestigiosos científicos advirtiéndonos de una gripe menos letal que la gripe común. Y en lo que a mi respecta, basándome en esa información también informé "erróneamente". Lo siento.

En esto nadie está por encima de nadie. ¡Y tampoco nadie está libre de contraer el virus SARS-CoV-2  hoy o el mes que viene! Sin duda, tendremos menos posibilidades si seguimos las recomendaciones y la lección que nos está dando la experiencia.
Toda la ciudadanía es posible víctima, directa o indirectamente. Es así.
Creo que por ello, por encima de insultos o agravios, es el momento de los gestos, de abrazarnos en el dolor como pueblo, como haría cualquier familia en momentos duros.
La muerte es fría y cruel. Por eso debemos humanizarla, ahora más que nunca puesto que los afectos se viven en la distancia.
Es el momento del brazalete o botón negro figurado y del crespón negro que recuerde que las víctimas no son un simple dato estadístico, sino miles de historias con vida propia y con las palmas de sus manos hablando de otros aplausos...

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