Cuando todo acabe...



20 de abril

Demasiadas víctimas de este virus, SARS-CoV-2, demasiadas familias rotas.

Esto no es una guerra ni los caídos son "soldados" desconocidos, ni las muertes son por balas o bombas. Esta es una terrible experiencia sanitaria y social que se ha cobrado miles de vidas, con nombre, apellidos, familia y/o amistades; con vida propia, esperanzas y sueños., víctimas de un virus que se ha propagado como le ha dado la gana porque ha faltado casi de todo.

Esto es una pandemia que nos ha puesto a prueba a toda la ciudadanía, de un lado a otro del mundo.
En las últimas 24 horas han fallecido en nuestro país 399 personas, personas que con su marcha han dejado tras de sí mucho desgarro doloroso carente de abrazos y consuelo.

En menos de dos meses han fallecido en nuestro país 20.852 personas.

Se me acaban las ganas de los aplausos y las fiestas en el balcón porque cada vez, más cerca, percibo el dolor de la muerte en algún conocido o amigo que llora la despedida sin un adiós a un padre o una madre, a un compañero de trabajo, a un vecino, a un familiar cercano, a un hijo o una hija...

Pero, a pesar de toda esta tragedia, sé diferenciar dos tiempos: el de la rendición de cuentas y explicaciones que tendrá que venir cuando todo esto acabe; y el de las lágrimas, dolor y duelo que es el actual, impostergable a cuando todo finalice porque la pena que deja la ausencia de los que no están no acabará nunca...

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