Historia de un himno que no importa un pito

Tras tantos decibelios que alcanzaron los pitos dirigidos a silenciar el Himno, mi curiosidad me lleva a averiguar de donde procede y, ¡cuál es mi asombro, al conocer que es un símbolo que hemos pagado entre todos no hace muchos años...!¡y que seguimos pagando!

El origen de nuestro Himno Nacional podemos encontrarlo en la Marcha de Honor de tres siglos atrás.

Originariamente, lo que hoy conocemos como Marcha Real era una marcha militar cuyo nombre era la Marcha Granadera.

La primera partitura que se ha encontrado de esta pieza data de 1761 y se haya en el "Libro de Ordenanza de los toques militares de la infantería española", siendo su autor Manuel Espinosa.
Y precisamente por su origen militar es por lo que fue concebido sin letra.

En 1770, Carlos III declaró al mencionado himno como Marcha de Honor, adoptándola el pueblo como himno propio menos en los años que duró la Segunda República, cuando sonó como himno nacional el de Riego, que sí que contaba con letra y aquí dejo alguna estrofa:

El mundo vio nunca
más noble osadía, 
ni vio nunca un día
más grande el valor,
que aquel que, inflamados,
nos vimos del fuego
excitar a Riego
de Patria el Amor.
Soldados la Patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir... 

Siguiendo con el tema que nos ocupa, que no es otro que la procedencia del Himno Nacional, recordamos que el primer intento de escribir una letra para el himno -o Marcha de Honor- vino de la mano de Ventura de la Vega, en 1843, sin llegar a ser nunca utilizado.

El siguiente intento relevante tuvo lugar en 1908, durante el reinado de Alfonso XIII. Bartolomé Pérez casas, español, compositor y director de orquesta, fue autor de la armonización de la Marcha Real durante el tiempo que formó parte de la Banda del Real Cuerpo de Alabarderos de Madrid. 

Con el tiempo, en 1932, Bartolomé registró la marcha que en su momento armonizó como propia.

Cuando Franco recuperó la Marcha Granadera como himno nacional, después de que durante la II República hubiera mandado el de Riego, el decreto que formalizó la disposición no incluyó partitura alguna y se dio por hecho que se adoptaba la de Pérez Casas.
Fue así como el maestro se convirtió en el dueño de facto del himno.

Estos arreglos fueron declarados oficiales mediante un Decreto-Ley de Presidencia de Gobierno del 17 de julio de 1942, lo que supuso que él y sus herederos percibieran derechos por los arreglos realizados.

Y así hasta 1997, cuando el Estado pagó 130 millones de pesetas a los dos hermanos, herederos de Pérez Casas para hacerse finalmente con la titularidad de la obra, el Himno Nacional que estaba, desde 1932, en manos particulares.

La compra del himno incluye un acuerdo que consiste en el pago del 5% de los ingresos que genera la explotación de la Marcha hasta el año 2026 y, según La Ley, a partir de ese momento, el himno será totalmente de dominio público porque los herederos habrán perdido sus derechos ya que se cumplirían 70 años desde el fallecimiento del autor.

Y aquí queda la historia de un himno que cada vez que se oye o se pita suma ganancias que pagamos todos.

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