La mentira de tu existencia
Hallose a mitad del camino sin aliento, sin prisas ni pausas que apremiaran, sin una dirección definida que seguir ni nada que añadir a un extremo... Sobre aquella piedra dura como el despecho erosionada de tanto desprecio aplacado, encontró calma al deseo de enterrar al sol en la profundidad de la nada... Entretuvo sus ojos como vidrieras rotas en mirar los harapos que sin saber arrastraba sin perder detalle de cada burla ungida