¿Pagar en la Iglesia para entrar?


Quise entrar a rezar, refugiándome en el silencioso sonido de la Iglesia y me invitaron a marcharme porque no había pagado entrada...


Ayer escuchaba la radio y la llamada de un taxista para denunciar lo que consideraba un atropello me sacó de mi ensimismamiento. El buen hombre contaba en los micrófonos de la SER que el pasado fin de semana, requerido por una pareja de turistas para dar la Vuelta a la isla y pidiéndole estos que les llevara a una iglesia para rezar un Padrenuestro -porque así lo deseaban y sentían- se dirigió a la Iglesia de las Claras, la que está situada frente a la Plaza del Adelantado (tal vez, la más cómoda para quedarse en el coche esperando mientras sus clientes entraban en el templo ya que las demás están ubicadas en zona peatonal o más alejadas de la carretera...)
Cuál fue su sorpresa al ver salir a los extranjeros -más que calmados o regocijados- echando chispas de enfado. Según destacó y comentó, la buena pareja fue interceptada en la entrada exigiéndosele que abonaran una entrada de 5 euros, cada uno, a lo que se negaron, por supuesto...
Según detalló, intentó interceder por sus pasajeros y el empleado del templo le espetó que "pagaran o que se fueran a rezar a otro sitio".

¡El taxista estaba indignado y yo también!

No ya tanto por lo sucedido a los turistas -que también-  sino porque a mi me había ocurrido lo mismo:

Hace algo más de quince días, "laguneando" con mi amigo Ángel Luis por las calles de la ciudad "Patrimonio Histórico de la Humanidad" y después de haber entrado en la Iglesia de La Concepción y en la Catedral, nos dirigimos a la Iglesia de Santa Catalina. Le comentaba que ese templo lo visitaba asiduamente porque tenía algo especial que me hacía sentir "muy en paz"... además de ponerle al día con la historia de Sor María de Jesús, la monja incorrupta que espera ser subida a los altares... Total, que entramos, me persigné, me disponía a rezar y me "asalta" un joven, trajeado, pidiéndome la "entrada"...
-¿Qué entrada? -pregunté
-¿No vieron el letrero? ¡Hay que pagar! -me espetó con una aprendida sonrisa
- ¿Cómo qué hay que pagar? ¿Desde cuándo hay que pagar para rezar? Esto qué es, una argucia de Clavijo (el alcalde) para recaudar...-pregunté.
-Aquí no tiene nada que ver el alcalde, esto es decisión del Obispado -aseveró.

Y nos fuimos, yo sintiéndome humillada y pateada...

Indignada es la palabra. ¿Cómo qué pagar? Estamos aquí mercadeando con las iglesias, como en esos otros lugares que tanto he criticado (pensé enfurruñada en mi misma)
Y me fui al Santuario del Cristo a ver si allí me iban a pedir también entrada y no, la verdad que en la puerta no estaba ni la señora que suele pedir limosnas...

Total, que pasados unos días, con la supuesta estafa dándome vueltas en la cabeza y buscando causas que justifiquen ese cobro para entrar  porque, evidentemente, ni hay museo en el lugar ni existe un guía que me hable del retablo o peculiaridades de la iglesia ( en ese momento), escucho y leo que son más los que se han quejado... Pienso en mi "X" en la declaración de la Renta, en mis donaciones en la colecta, de los impuestos que van a mantenimiento del Patrimonio Histórico y no, no termino de encontrar justificación...  



Ahora mismo escucho al Obispo de la Diócesis Nivariense, Don Bernardo Alvárez, en la antena de la SER y comenta que "los templos de la Laguna tienen sus horarios de culto y que, desde hace años, se firmó un convenio con el ayuntamiento de La Laguna en el que se establecía unos tiques por los cuales, pagando 5 euros, el visitante puede hacer un recorrido por el patrimonio histórico religioso de La Laguna libremente".
Aclara o intenta aclarar el obispo que, tal vez, todo se haya podido deber a un "malentendido" porque "cuando una persona quiere entrar a rezar no se le impide" y añade que esta fórmula (de cobro) supone que se pueda pagar un sueldo a "unas personas que vigilen porque de lo contrario no se podría abrir las iglesias".
Además, añade, "que el ayuntamiento se comprometió -en un momento determinado- a que si las entradas no cubrían el coste del personal, el ayuntamiento aportaba a final de año las diferencias que hubiera" 
Para entrar a rezar no se cobra a nadie en absoluto  pero usted sabe que existe...no digo que sea este el caso, no...pero también existe la persona que dice que va a rezar y en el fondo lo que va es, sencillamente...por la vida a su aire..."  

¿Y nos juzga el portero y no Dios?

Pues eso... 


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