Don José Rodríguez Ramírez


Dejaría de ser quien soy si pasara por alto, como si fuera uno más, el fallecimiento de Don José Rodríguez Ramírez, presidente del grupo de comunicación el Día, una persona de la que se podría decir mucho salvo que pasó por la vida sin dejar huella...

Don José falleció hoy y vaya por delante mis respetos a él mismo y a todos sus familiares y amigos pero imposible no poner negro sobre blanco -o blanco sobre negro en este blog-, recordarlo entre redacciones y anécdotas.

No debía extrañarme ni sorprenderme pero ha llamado mi atención el haber escuchado diferentes radios locales y, aunque casi todas se han hecho eco de su muerte, casi ninguna ha ido más allá de los propios datos de la biografía, tal vez, para no entrar en sus muchas polémicas. Trabajador incansable desde siempre y comprometido con sus causas.

Cabría decir que de lo que se siembra se recoge pero no, no cabe...Creo que a él le gustaría que hablasen de su persona aunque no sea todo tan bueno.

Me encantaba cruzarme con él por el Puente Serrador y ver como me saludaba con un movimiento leve de cabeza, ni mucho ni poco, ni más ni menos; él a su radio y yo a la mía.

No podía reprimir la carcajada cuando, en los corrillos de pasillos entre compañeros de prensa, alguno o alguna decía visiblemente asombrado: "¿Leyeron el editorial de don Pepito (con todos mis respetos)? ¿Leyeron como puso de vuelta y media al presi, a la "goda" y a la "quícara"...?" 
Sin estar de acuerdo con lo que él firmaba era imposible reprimir las bromas "puestas a huevo" entre lo escrito y lo interpretado por nosotros

Don José, nacionalista e independentista tan querido por unos en unos tiempos y tan odiado por los mismos tiempos después, no dejó títere con cabeza si a tiro los tenía.
Pienso que en su defensa por su isla, por su bandera y por todo aquello que considerara suyo arremetió contra todo lo que se movía.

Recuerdo hace unos años, cubriendo un Congreso de Coalición Canaria, en Gran Canaria, una anécdota. A la vuelta y en el aeropuerto de Gando, junto a un compañero de Radio el Día, nos encontramos con Torres Estinga -que acababa de ser derrotado en la presidencia de los nacionalistas por Claudina Morales- Era el objetivo a entrevistar y nos dirigimos hacia él. En ese momento mi compañero se detiene y me dice: -yo aquí no saco el micro ni loco, que me matan, graba tú y después me lo pasas...
Naturalmente que lo sacó y grabó pero era tal el agravio del editor hacia la isla vecina por llevar el "Gran" en su nombre que las siglas de su medio de comunicación no pasaban desapercibidas en ningún escenario y temía ser maltratado por los canariones.

He de escribir que, repito, si bien no estaba de acuerdo con lo que firmaba -y expreso "firmaba" porque nunca creí que fuese él quien escribiera tamañas barrabasadas sin gusto y sin sentido ya que una persona con un ego tan grande, cual quijotesco personaje, no cae en asuntos tan mundanos ni en palabrotas- pues eso, sin estar de acuerdo con lo que firmaba me gustaba seguirle y saber de él, medir hasta donde podía llegar para salirse con la suya, cual niño caprichoso; simplemente me divertía (no sé si es la palabra adecuada) encontrar  una persona tan diferente capaz de llevar a un estado in extremis cualquiera de sus actuaciones.

Me viene a la memoria otro momento, en el parlamento, en un instante de charla con una compañera salió a relucir el nombre de su jefe, don José. Nos reímos. 
"Tere, yo iba delante para llegar a tiempo para hacerle la foto. Si tú ves a ese hombre, parándose en el recorrido y haciéndome señas: 
-shhh, señorita. !Detrás de mi! 
Me quedo mirándole y le explico que si voy delante es para llegar a tiempo. 
-Pues vaya delante. Él se quedó parado y me invitó a caminar y hasta que yo no estaba preparada no dio ni un paso. Lo fotografié, me miró y dijo: 
-Ahora detrás de mi"

Desde luego, ¡tenía bien claro lo que quería y quien debía ir a su paso!

Y así tantas y tantas anécdotas, entre sus recelos por no lograr que le otorgasen el "Premio Canarias de Comunicación" y sin olvidar sus posicionamientos ideológicos o sociales, bastante criticados y reprochados y en los que no voy a entrar, eso ya lo harán otros.

No fue un santo, no, como tampoco otros lo han sido y a los que sí se les ha dedicado algún tipo de homenaje, más o menos sincero
Puede que no fuese todo lo éticamente correcto pero, hasta la llegada de la crisis, casi todos los trabajadores de la comunicación deseaban trabajar en el grupo "EL DÏA"

En paz descanse y que mis palabras no ofendan porque esa no es la intención...

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