La solidaridad que se teje en la Red.

La solidaridad que se teje en la Red



Hace unas semanas, en alguna página de facebook se leía un llamamiento de solidaridad: una familia de Tenerife, 8 miembros, convivía con el hambre diariamente. La peor parte se la llevaban los dos pequeños que ni siquiera podían recurrir al comedor escolar, porque sus padres carecían de dinero para pagar la cuota mensual mínima estipulada. La nota no era excesivamente dramática, solo describía las circunstancias de una familia sin recursos económicos, sin ayudas gubernamentales, sin apoyos sociales, sin agua, sin luz, con nada…
 
Para evitar malos entendidos o posibles suspicacias, junto a la nota se difundía un número de teléfono del contacto que comunicaría a la familia en cuestión y la persona solidaria. El llamamiento no se hizo esperar y obtuvo respuestas inmediatas, insospechadas, como la de algunos medios de comunicación que, haciéndose eco de la convocatoria, divulgaron el caso, con el deseo de lograr una mayor respuesta ciudadana; otros amigos de red, desde distintas ciudades o países, se interesaban por un número de cuenta bancaria que les permitiese contribuir económicamente.

Fue sorprendente y extraordinaria la reacción de una peña deportiva, el Frente Blanquiazul CDT, que, también a través de la red, puso en marcha un acopio de alimentos y fondos económicos en el partido de fútbol del domingo inmediato… “Se necesita”, “es urgente”, “por favor”, “llamamiento de solidaridad”, “tu colaboración es necesaria”… son solo algunas de las palabras que encabezan cualquier petición de ayuda que se difunda a través de las distintas redes sociales.

A estas alturas, prácticamente nadie puede negar los innumerables cambios que nos sorprenden un día sí y otro también, cambios que han transformado nuestro entorno más inmediato, nuestras costumbres y hasta nuestra forma de responder a distintos llamadas. En unos años, las redes sociales han demostrado su eficacia en casos de búsqueda de personas desaparecidas, en circunstancias relacionadas con secuestros, terremotos, inundaciones o cualquier otro desastre natural, circulando la imagen de éstas de muro en muro hasta que alguien ha podido dar una pista sobre un paradero.



Por otro lado, y engarzados a la época de cambios, innegables son los acontecimientos que nos superan fruto de la coyuntura económica que atravesamos desde el año 2007 y que, lejos de suavizarse, cada vez se ha hecho más profunda y despiadada, sobre todo con las personas que cuentan con menos recursos.

Si a muchos de nosotros nos hubieran dicho que en el año 2012 conviviríamos con el hambre en la puerta de al lado, lo hubiésemos puesto en duda y, sin embargo, hoy es la dura realidad que se lee, se ve y se comparte a través de internet en millones de situaciones, máxime teniendo en cuenta que el 51% de los internautas españoles ha participado o colaborado en alguna iniciativa solidaria en la red.
 
Esto es algo que se empieza a tener muy en cuenta por diferentes ong´s que lo han comprobado al interactuar en la red y recibiendo una espléndida respuesta, como así lo ha expresado, Isauri Molowny, portavoz y directora de la organización Padre Laraña, desde donde se ocupan principalmente en la atención a niños con graves riesgos de exclusión social o ya fuera del sistema.
 
“Es ilusionante e increíble la movilización de la gente. Nos llamaron hasta desde otros países pidiéndonos un número de cuenta en el que ingresar dinero para colaborar con las necesidades de los niños”, destaca Mollowny. También añade que hace unas semanas se vieron al límite de sus posibilidades, al carecer de recursos con los que atender la alimentación de los pequeños. A un voluntario del Padre Laraña se le ocurrió solicitar colaboración a través de facebook, bajo la reseña Se busca un Robin Hood.
Añade la directora de esta ong que se han visto sorprendidos por la reacción solidaria de personas que ni siquiera conocían: “a los pocos días, ya disponíamos de 1.800 kilos de comida”.
 
 
 
  A otros hechos nos podemos remitir y corroborar que, sin pensarlo y con el solo gesto de colgar un se necesita, se desencadena todo un entramado de acciones solidarias provocando que se llegue a colgar otra nota transcurridos apenas 5 días, por parte de quienes han reclamado la ayuda, en este caso la Plataforma por la dignidad de las personas sin hogar, para agradecer y expresar que ya es suficiente:
 
  " En mi vida me había llamado tanta gente por teléfono en tan poco tiempo, ha sido algo increíble cómo se han volcado todos por ayudar cada uno con lo que podía. Tanto es así que la familia acabó llamándonos para decirnos que ya está bien, que tienen comida para muchos meses, tienen el comedor del colegio ya pagado por todo el año para las dos niñas, tienen al Ayuntamiento dispuesto a arreglarles una ayuda cuando antes no le daban nada, tienen además algo de dinero de donaciones que han llegado de muchos sitios, tienen ropa y zapatos para los niños y tienen un carro lleno de agradecimiento y emociones miles por lo que tantos ciudadanos anónimos han hecho por ellos. Montse y su familia nos remiten infinitas gracias a todos y todas, que nunca olvidarán esto, pero que ahora es hora de ayudar a otras familias que lo necesiten más que ellos…”.
 
  Conociendo estos datos y que no se trata de un caso, ni dos, ni tres, sino que son miles los que encuentran soporte, adhesión y resultados en un breve plazo de tiempo en la red, no es de extrañar que algunos estudiosos se hayan planteado si algo ha cambiado en las conciencias, si el cambio está en la red o ambas, conciencia y red, han hallado el vínculo casi perfecto…
 
  Según la investigación internacional realizada sobre solidaridad por Iwith.org, denominada La solidaridad y yo, en la que han colaborado más de 28 organizaciones no gubernamentales y a la que se puede acceder siguiendo este enlace survey.iwith.org, el 21% de los internautas españoles manifiesta mayor disponibilidad personal para colaborar en iniciativas solidarias a través de internet.
 
Son muchos los factores que influyen a la hora de mostrar una mayor implicación en una causa determinada. La transparencia es el principal. De entrada, se posee un conocimiento más próximo de quien promueve el proyecto.
Además se conoce el destino de los fondos y, sobre todo, se tiene clara la meta que se persigue pudiéndose llegar, incluso, a mantener un contacto directo con los beneficiarios.
Otra de las ventajas que se observa en la preocupación y ocupación de colaborar a través de internet reside en la facilidad del mecanismo que permite, en todo momento, mantener una comunicación acerca de los logros y resultados, lo que da una mayor fiabilidad.
Pero no todo es fácil. Se observan algunos frenos capaces de paralizar la implicación de los internautas ante cualquier iniciativa solidaria, por ejemplo si nos piden aportar datos personales o bancarios, en el supuesto de querer contribuir en una causa.
 También es rechazada la intención de ayudar si se aprecia una sensación de manipulación emocional, mostrando demasiado alarmismo o queriendo imprimir cierto sentimiento de culpa.
Tampoco se puede obviar que algunos posibles colaboradores de ese 21% potencial, podrían rechazar la solicitud de ayuda si detectan en el proyecto la participación de organizaciones o instituciones políticas o grandes empresas.
 
  De lo expuesto se extrae que las redes sociales son un territorio potencialmente solidario y que la probabilidad de éxito de un proyecto, que precise de la solidaridad de los demás a través de la red se verá incrementada si se incorporan los aspectos motivadores y se minimizan los frenos.
 
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Este reportaje fue publicado en Canarias3puntocero el 21 de noviembre de 2012.

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