No me cuentes cuentos


Crecimos escuchando cuentos de brujas malas y hadas buenas, de princesas felizmente sometidas y de príncipes con poderes en sus besos.

Esos relatos fomentaron en nosotros el poder de la imaginación hasta tal punto, que aún siendo adultos, damos demasiada credidbilidad a los cuentos, demasiada importancia a los miedos y hasta nos paralizamos esperando que sean otros los que nos cuenten el final.

En nuestras decisiones está hacer de nuestra vida, vida y no cuento que otros inventan y cuentan.

Seamos auténticas joyas con estilo propio en cada uno de nuestros capítulos

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