El pueblo contra las cuerdas y en el otro lado "la confianza"

Desde luego, no podrán seguir ignorando lo que están provocando.


Con una mezcla entre impotencia, asombro y horror escucho el primer informativo de la mañana en el que se desgrana cómo, un anciano, jubilado, ante el temor a pasar los últimos días de su vida rebuscando en los cubos de basura algo comestible para saciar su hambre, se quita la vida de un disparo, en una plaza pública, ante la mirada de muchísimos transeúntes que frecuentaban el lugar, a la espera de celebrar una manifestación contra las medidas anticrisis del Gobierno...

Escrito así, el tristemente fallecido anciano podría tener cualquier rostro conocido y el lugar podría ser cualquier plaza de España en la que, cada vez con más asiduidad, se congregan personas para protestar o manifestarse contra medidas injustas, sobre todo para quienes seguimos pagando los gastos de una fiesta a la que no fuimos invitados y de la que algunos participantes "privilegiados" han sabido sacar su tajada y vivir del cuento...

Este hombre, con nombre, apellidos y que desconozco aunque pasará a la historia con identidad propia, tomó la fatal decisión y la llevó a cabo en una plaza céntrica y pública, frente al Parlamento Griego.

¿La causa? Por lo que ha trascendido la causa no es otra que la dichosa crisis, la que nos ha invadido y continua instalada entre nosotros y que va mermando, cada vez más, nuestras expectativas de futuro, agrandándose como una úlcera que va acabando con todo...¡incluida nuestra paciencia!, y para muestra este triste suceso que se suma a una gran lista de suicidios en las que, según Eurostar, en el año 2009, la tasa de muertes por suicidio en los países del norte de Europa, era de 3 por cada 100.000 habitantes. Grecia mantiene una tasa en este tipo de decesos mucho menor aunque, según algunos estudios realizados en materia sociológica, se señala que en los últimos meses han aumentado los suicidios y las depresiones en el país heleno, en el que la crisis económica y social ha destruido el empleo, arrastrando con ello, a una caída incipiente salarios y pensiones.

Grecia se conmociona y con este hecho el resto del mundo al que ha llegado la noticia salvando todos los obstáculos y que corrió como la pólvora por las redes sociales desde que se supo, no así en los medios de comunicación griegos en los que, desde un primer momento, se intentó que pasara desapercibida para que no encontrara eco; quizás por ese código ético entre periodistas, en el que se recomienda no divulgar noticias sobre suicidios para evitar causar un "efecto dominó" entre personas que, por una u otra razón, viven situaciones desesperantes o, tal vez, para evitar dañar la imagen (aún más, si cabe) del gobierno griego, poniendo en entredicho y perdiendo con ello la ansiada y tan traída y llevada "confianza", en nombre de la cual, se ponen en marcha medidas axficiantes de "puertas para fuera". Pero no puertas hacia fuera del país, no, de puertas hacia afuera de este parlamento porque los que allí laboran continúan viviendo a cuerpo de rey.

Y vaya este mensaje a distintos parlamentos: Cuando actúas para ganarte la confianza de los de fuera a cualquier precio, terminas despreciando y perdiendo la confianza de los de dentro pero también de los de fuera...

El pueblo ya no sólo pierde su trabajo, su estabilidad, sus sueños sino también su paciencia ante la observación -¿podría decir indiferente?- de quienes, en nombre de "la confianza de los socios europeos" y de "la confianza de los mercados", una y otra vez, siguen ajustando desaforadamente, no ya el cinto que ciñe la cintura, sino además la soga en el cuello de los ciudadanos.

Sin embargo, mejor será saber que no es fácil creer que el sol va a salir cuando, ante ti, sólo tienes oscuros y densos nubarrones negros pero tampoco es demasiado complicado armarte de paciencia, refugiarte en lo que más seguridad te ofrezca, descubrir y aprovechar los claros que vislumbras y crecer en la adversidad. La tormenta siempre pasa y, esta vez sí y de verdad, veremos los brotes verdes...

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